miércoles, 29 de octubre de 2014

FAMILIA y ESCUELA, una alianza necesaria.

La familia es el primer mundo social que encuentran los niños y las niñas constituyéndose de esta manera como el agente más importante durante los primeros años de vida. En este sentido, la familia es responsable del proceso de transmisión cultural inicial, cuyo papel consiste en introducir a los nuevos miembros de la sociedad en las diversas normas, pautas y valores que a futuro les permitirán vivir autónomamente en sociedad.
Si bien la familia es el primer mundo social de los niños, actualmente la misma ya no desempeña el rol socializador de forma “total” que le correspondió en otras épocas. Hoy en día otros agentes sociales han asumido muchas de las funciones que antes le correspondían. Uno de estos agentes es la ESCUELA.
Una de las funciones más importantes de la escuela, en lo relativo a su rol como agente socializador, es introducir a los niños y niñas a un amplio bagaje de conocimientos, transmitiendo elementos básicos tales como lectura y escritura, sin olvidarnos la importante tarea de propiciar la interacción con otras personas que no forman parte de su núcleo familiar. El conocimiento que los niños y niñas adquieren en la institución no sólo corresponde a las materias contenidas en el currículo, sino también incluye importantes elementos culturales como valores y pautas de conducta.
Es necesario señalar, entonces, que la familia y la escuela deben trabajar de manera paralela y conjunta; ya que sin el apoyo diario de la familia es muy difícil que la escuela pueda apostar a la constitución de sujetos capaces de respetarse a sí mismos y a los demás, a partir de la apropiación de hábitos y valores que son necesarios para lograr una mejor calidad de vida.
Tomando como actor principal al niño, como sujeto de derecho, es interesante reflexionar acerca de la importancia de brindar un ambiente favorable, rico en contenidos y pensado, fundamentalmente, para él; teniendo en cuenta sus necesidades e intereses. Es necesario considerar para ello la posibilidad de  incorporar a las familias ante una propuesta pedagógica, dado que el trabajo puede llegar a ser mucho más benéfico y, por qué no, placentero para los niños. Recordando siempre tener en cuenta la diversidad que presentan actualmente las familias, por lo que se debe ser sumamente cuidadoso a la hora de proponer una actividad; debiendo tener presente también todos los recaudos institucionales.
En consecuencia es importante que exista un vínculo entre la familia y la escuela, ya que la educación de los niños y niñas se ve favorecida cuando ambas entran en colaboración mutua.

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